El día no es lo suficientemente largo para hacerlo todo, ¿verdad? o ¿quizá sí?
Si ya estás estresada antes de llegar al trabajo o si vas corriendo durante todo tu turno a un ritmo frenético y aún así tienes la sensación de no haber hecho todo lo que se suponía que debías hacer — y consecuentemente no le has prestado toda la atención que hubieras querido a tus pacientes — quizá necesites algunos atajos para hacer tus días más productivos y menos agitados.
1. Prepárate para ir a trabajar con tiempo, no importa lo cansada u ocupada que estés. Prepara tu comida, asegúrate de que tu uniforme o la ropa que vayas a llevar esté a punto, prepara la cafetera (utiliza el temporizador si tiene uno) y llena el depósito de gasolina. Si vas a ducharte antes de irte, deja todo lo que necesitas preparado en el baño. Si haces que todo el proceso de preparación para ir al trabajo sea más fácil, estarás menos estresada cuando llegues y te centrarás en el trabajo más rápidamente.
2. Haz una lista de “tareas a realizar” el día anterior o la noche anterior de lo que tienes que hacer durante tu jornada o turno. Si tienes objetivos y un plan, es mucho más probable que hagas las cosas.
3. Haz los recados justo antes o justo después de tu turno, si eso es posible. No hace falta decir que si tienes el turno de noche, debes irte a tu casa a dormir. Pero si es posible, intenta hacer todos tus recados cuando vas camino del trabajo o cuando vuelves a casa. De esta manera no tendrás que recurrir al tiempo que utilizas para relajarte en casa o para hacer cosas con tu familia y amigos. Y prepara con tiempo lo que necesites para hacer los recados — la lista de la compra, el resguardo de la tintorería, las cartas o paquetes para correos — dejándolo con tus cosas del trabajo. Así lo podrás coger todo rápidamente y salir por la puerta.
4. Tan pronto llegues al trabajo, llena los bolsillos de tu uniforme o bata con los objetos que más utilizas. Piensa en todas las cosas que constantemente andas buscando: cinta adhesiva, un bolígrafo con luz, tijeras de vendaje, toallitas con alcohol, componentes de un IV. Todos estos objetos deberían estar en tus bolsillos.
5. Toma notas durante los informes y guárdalas en tu bolsillo. Considera esto tu “chuleta” de cosas importantes y ves añadiendo conforme pasa el día. Cuando haces el turno de noche y estás supercansada, no tendrás que preocuparte de saberlo todo de memoria porque estará ahí. Asegúrate de destruir tu chuleta o guardarla de forma segura en tu taquilla antes de irte a casa.
6. ¡Agárrate a ese bolígrafo! En serio, no se lo dejes a nadie o no lo verás más. Además, perderás tiempo intentando encontrar otro.
7. Si tu lugar de trabajo no usa un sistema de “traspaso del trato de los pacientes”, sugiere uno. Hacer un traspaso del trato del paciente entre la enfermera que se marcha y la enfermera que llega, ahorra tiempo porque permite revisar el estado del paciente de manera segura y permite a las enfermeras responder al principio de su turno a las necesidades de su paciente. Además, mantiene al paciente y a los familiares más involucrados en los planes de cuidados.
8. Realiza “documentación en tiempo real”. No dejes tu registro hasta el final del turno. Siéntate delante del ordenador y entra los datos de inmediato, de manera que no tengas que perder el tiempo después intentado recordar lo que hiciste.
9. Aprende a escaparte educadamente. Aunque a los pacientes les encanta hablar, algunas veces tienes que escaparte de una larga historia — que realmente no necesitas oír — para poder hacer tu trabajo. No quieres parecer grosera o desinteresada por lo que puedes necesitar algo de práctica para hacer esto bien. Intenta decir cosas como, “Lo siento mucho. Me tengo que ir para atender a otro paciente, pero no estoy lejos si me necesitas y, si tengo un momento libre, me escaparé para continuar con nuestra conversación.”
10. Come por la energía y no te saltes comidas. La mejor combinación de energía son los carbohidratos más la proteína porque los carbohidratos te dan energía y las proteínas evitan los picos de glucosa después de comer carbohidratos, haciendo que su efecto dure más y, por tanto, la energía se prolongue. Ya sabes que cuando tu nivel de energía empieza a caer, también lo hace tu productividad.
Fuente.Scrubsmag
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